Rómpeme Cúrame y Olvídame

Capítulo 58



Capítulo 58

Melody, envuelta en la brisa nocturna y la luz de la luna, regresaba a casa. Al abrir la puerta, no encontró la pequeña figura de su hijo Eric esperándola con ojos soñolientos, y la soledad de repente se hizo palpable.

Su hermano Igor viajaba constantemente por trabajo, a menudo quedándose a dormir en su oficina en lugar de volver a casa, dejando el hogar habitado mayormente por ella y su hijo. Ahora, sin Eric, el silencio del lugar la envolvia hasta casi volverla loca.

Con la mirada baja y el efecto del alcohol amplificando todas sus emociones, el corazón de Melody latial con tal fuerza que cada pulso era un dolor punzante. Tras una ducha reconfortante, esa sensación de pánico empezó a disiparse.

Demasiado cansada para secarse el cabello, Melody se acostó directamente en la cama, enrollándose sobre si misma y contemplando la oscuridad de la noche a través de la ventana. Apago la luz y se dejó consumir por la oscuridad, escuchando su propia respiración solitaria, como si viniera de un horizonte lejano.

Estar sola… podia volverla loca.

Melody se enfrentaba a la desesperación de sentirse tan solo como que en todo el mundo, solo quedaba ella.

Finalmente, vencida por el agotamiento y el dolor, se durmió abrazando con fuerza las cobijas El amanecer parecía inalcanzable, y una vez más, luchaba sola contra su destino

Sin embargo, el precio de su sentimentalismo fue un resfriado

Por la mañana se sentia un poco mareada, pero por la tarde la fiebre y la congestion nasal se hicieron presentes. A su llegada al estudio, estornudo dos veces sonoramente y, al ver que su buzón de correo seguía vacio de respuestas, decidió ir al médico.

No era de las que se dejaban morir por una gripe, esperando la compasión de alguien que nuncal vendría. Esa actitud teatral solo podia resumirse en una palabra merecido. Si estás enfermo, vas al médico y tomas medicina. Si no te cuidas a ti mismo, nadie más lo hará. This belongs to NôvelDrama.Org.

Al llegar al hospital, en efecto, tenia una fiebre alta. El doctor, bastante atractivo por cierto, examinó el termómetro y exclamó asombrado: -¡Treinta y nueve con ocho, qué fuerte! Si hubieras venido más tarde, ya no habría salvación, irias derechito donde San Pedro-

Melody apenas iba a decir que el médico le resultaba familiar, pero antes de que pudiera hablar, sel desmayó de debilidad.

Al abrir los ojos nuevamente, Briar estaba sentado a su lado. Ella se sobresaltó y al intentar hablar, el dolor de garganta la hizo consciente de su inflamación.

Aun así, soportando el dolor, preguntó -¿Cómo viniste?—

Briar, que estaba revisando las acciones en su teléfono, le respondió sin mucho interès: -Tu doctor me

aviso-

Oh… ya recordaba. Ese médico le resultaba conocido porque era el hermano menor de Adrián Rios.

Cuando ella todavia era la Señorita Melody Torres, lo había conocido en una fiesta. Como vuela el


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