El despertar del Dragón

Capítulo 2429



Capítulo 2429

Ofreciéndose

Pronto, el Poder de los Dragones pareció como si le dijeran que desapareciera en el vacío.

En cuestión de segundos, el vacío empezó a brillar, y se pudo ver una figura emergiendo del vacío. Entonces, una dama desnuda apareció ante Jaime.

Si Jaime estuviera despierto, habría podido reconocer de un vistazo que la dama desnuda de cuerpo espléndido era Feenix.

Los ojos de Feenix se llenaron de simpatía cuando vio a Jaime inmóvil en la cama.

—Maestro, he venido a salvarlo…

Con eso, Feenix se inclinó y besó a Jaime en los labios.

Un orbe rojo brillante se vio salir de la boca de Feenix y entrar en el cuerpo de Jaime.

En el momento en que ese orbe entró en el cuerpo de Jaime, su tez al principio pálida se tornó sonrosada.

Al mismo tiempo, su esencia dracónica se activó y comenzó a emitir ondas del Poder de los Dragones. Parecía que el Poder de los Dragones atraía el orbe hacia sí.

Mientras eso ocurría, Jaime frunció el ceño, y su cuerpo pareció responder.

Al ver eso, Feenix se puso poco a poco encima de Jaime.

Feenix frunció las cejas cuando sintió que una punzada de dolor insoportable le atravesaba el cuerpo. Mientras apretaba los dientes, Feenix hizo todo lo posible por permanecer en silencio.

El orbe rojo del cuerpo de Jaime rodeó entonces su esencia dracónica.

De repente, la supuestamente desgastada esencia dracónica pareció rejuvenecer en ese mismo instante.

El orbe se convirtió en un colorido fénix, y un dragón dorado salió disparado de la esencia dracónica del cuerpo de Jaime. Content is property © NôvelDrama.Org.

El dragón y el fénix giraban uno alrededor del otro.

En ese momento, Jaime pudo sentir una oleada de energía infinita en su cuerpo, y se dio la vuelta para tomar el control de la situación.

Feenix apretó los dientes y lloró al instante. Para salvar a Jaime, no tuvo más remedio que soportar el dolor.

Al cabo de un rato, Feenix se cansó y el orbe rojo empezó a perder su brillo.

Feenix se levantó poco a poco tras succionar aquel orbe rojo del cuerpo de Jaime. Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro cuando posó sus ojos en Jaime, que seguía inconsciente.

—Maestro, es un honor servirle…

Con eso, Feenix se volvió invisible poco a poco antes de desaparecer por completo.

A la mañana siguiente, Jaime abrió los ojos de golpe y observó la habitación con las cejas fruncidas. De pronto, pensó en algo y levantó rápido la manta.

Se quedó pensativo al ver su cuerpo desnudo.

—¿Ha sido un sueño o ha ocurrido de verdad? —murmuró Jaime para sus adentros. Parecía un sueño, ¡pero era tan real!

Mientras Jaime estaba confundido, Evangelina entró de repente en la habitación. Al parecer, había estado entrando en la habitación de Jaime todas las mañanas para ver si estaba despierto.

Evangelina se quedó estupefacta cuando vio a Jaime sentado en la cama, desnudo.

Jaime estaba tan estupefacto como ella, y ambos se miraron sin comprender.

Unos diez segundos después, por fin recobraron el sentido.

Mientras Jaime se cubría el cuerpo, Evangelina gritó:

—¡Por fin se ha despertado, señor Casas!

Con eso, Evangelina ignoró el hecho de que Jaime estaba desnudo y se lanzó emocionada sobre él.

Como consecuencia, Jaime se sintió un poco incómodo y preguntó:

—Señorita Gabaldón, ¿cuánto tiempo he estado inconsciente?

—Lleva tres días en coma, señor Casas. La Conferencia del Reino Secreto termina hoy —respondió Evangelina.

—¿Llevo tantos días inconsciente? —Jaime frunció las cejas. Luego miró a Evangelina y se sonrojó—. Señorita Gabaldón, cuando estuve inconsciente, ¿hicimos algo inapropiado?

Jaime hizo esa pregunta porque no podía saber si lo que había vivido era un sueño o la realidad.

«Evangelina es la única chica aquí, ¿verdad? Si lo que experimentaba era real, esa chica tenía que ser Evangelina».


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