Cariño eres multimillonario

Capítulo 62



Capítulo 62: Descubriendo su Identidad

-¡Estaba tan cerca de convertirme en campeón, de alcanzar la fama! Incluso señor Mendoza podría haberme notado. Pero tú, tú lo has echado todo a perder.

-Lo arruinaste, y ahora pagarás con la misma moneda.

Aitana sujetó con furia el brazo herido de Valentina. Copyright by Nôv/elDrama.Org.

-Sin tu mano, quedarás inútil. ¿De qué te servirán entonces tu talento o belleza? Ahora veremos si esos hombres siguen protegiéndote..

La presión aumentaba, Valentina temblaba de dolor.

Sangre brotaba de la herida. Intentó liberarse, pero la debilidad la invadia.

En el momento más crítico, cuando el desmayo acechaba, una patada lanzó a Aitana lejos.

-¡Ah! -gritó Aitana, sorprendida.

Valentina se halló súbitamente en brazos conocidos.

A través de la neblina del dolor, vio a su esposo de boda exprés. Instintivamente, lo llamó «< marido antes de desvanecerse.

Aitana, a punto de maldecir, se paralizó al reconocer a Santiago.

Santiago, serio, acunó a Valentina y corrió hacia el camerino, ordenando a su guardaespaldas:

-¡Rápido! Si no están aquí en tres minutos, el Centro Médico Luz de Paz desaparecerá.

Había previsto lo peor, llamando al director del centro y a sus médicos en cuanto supo que

Valentina estaba ahi.

Aitana, atónita, quedó sentada en el suelo, viendo alejarse esa figura. Su mente colapsaba.

-Señor Mendoza… ¡era él, sin duda!

¿Cómo era posible?

¿Qué sabía Valentina?

El rostro de ese hombre…

Desesperada por la verdad, Altana sacó su teléfono, buscó la foto del paparazzi tomada en el hotel. Al ver esa cara, su corazón se desplomó, perdiendo toda esperanza.

En ese momento, el teléfono de Altana sono.

Aún atónita, atendió y escuchó los reproches alrados del otro lado:

-¡Caramba, Altana Lancaster! ¿Estás tratando de ponerme en peligro? ¿Sabes quién es el hombre de la foto? ¡Es Santiago Mendoza, el recién nombrado líder de la Corporación Mendoza!

-Sabes bien que la Corporación Mendoza Impuso un veto a los medios, prohibiendo cualquier cobertura sobre Santiago. ¡Y tú me mandas a investigarlo! Si no fuera por un contacto en Guadalajara, estaria en serios problemas por tu culpa.

Tras colgar, Aitana se quedó perpleja.

Ese hombre… ¡Era realmente Santiago Mendoza!

¡El marido de Valentina era Santiago Mendoza!

-No puede ser…

¿Cómo Valentina se casó con alguien como él?

¿Qué vio en ella que yo no tenga?

Rabia y celos inundaron a Aitana. Recordó lo que le había hecho a Valentina y un escalofrío de

temor la recorrió.

Movida por un instinto de supervivencia, salió apresuradamente del lugar, procurando pasar

desapercibida.

En la sala de descanso, la tensión se cortaba con un cuchillo.

Una doctora cuidaba de Valentina, tratando su herida. El director del hospital, con cautela,

informaba a Santiago:

-Señor Mendoza, hemos controlado el sangrado. Su estado es delicado, pero confiamos en su

recuperación.

-¿Por qué sigue inconsciente?

Santiago miraba a Valentina, su expresión tensa reflejando preocupación y ansiedad.

El director, temeroso de las consecuencias, intentó tranquilizarlo:

-Se desmayó por el dolor, pero ya le administramos analgésicos. Debería estar descansando

ahora.

+15 BONOS

Santiago recordó la resistencia de Valentina al dolor, sintiendo un dolor punzante en el corazón.

En ese momento, un guardaespaldas entró:

-Señor Mendoza, la subasta de arte ha empezado. Hemos ofertado por el collar de esmeraldas de la señorita Valentina en su nombre, pero el señor Alonso y Álvaro también están pujando.

Parece que compiten por él…

Santiago frunció el ceño, molesto. ¿Por qué interferian en lo que era de Valentina?

Especialmente Álvaro.

Tras recordar el comportamiento de Álvaro, Santiago lanzó una última mirada a Valentina y salió

decidido de la sala.


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